En la región de Centroamérica, sólo dos de siete países ―Nicaragua y Panamá― han asignado la banda de 700 MHz, conocida como dividendo digital, para servicios móviles. Si desde hace un par de años se hubiera aprovechado esta banda, los índices de desarrollo y el crecimiento económico serían mejores que los actuales.
Así lo expuso en entrevista con DPL News el Secretario Ejecutivo de la Comisión Técnica Regional de Telecomunicaciones (Comtelca, que integra a los países de Centroamérica), Allan Ruiz, quien resaltó además que la licitación de este espectro se ha tratado de un asunto de “oportunidad y conveniencia” para las naciones. Hasta el día de hoy, Guatemala, Honduras, Costa Rica, República Dominicana y El Salvador (sin definir) no han adjudicado dichas frecuencias.
Uno de los factores que ha impedido el proceso de liberación del dividendo digital es el retraso en la transición de la televisión analógica a la digital. Muchos países no han logrado cumplir con sus cronogramas, debido en parte a que los marcos normativos no están actualizados y a la falta de política pública para impulsar con agilidad la migración, comentó Ruiz.
Costa Rica es el país centroamericano más cercano a concluir el apagón analógico hacia agosto de 2020. Ya se han podido recuperar 48 MHz y se planea utilizar la mitad para el desarrollo de telecomunicaciones a nivel nacional y local. De cerca le siguen Honduras y Panamá, que también buscan culminar el proceso este año.
En el caso del último país, el avance en la implementación de televisión digital es de más de un 65 por ciento, pero no haberla completado no fue un impedimento para que se comenzara a usar ese rango de frecuencias desde hace unos años, dijo el titular de Comtelca.
Otros mercados como El Salvador presentan retos más fuertes, puntualizó, puesto que aún se espera observar cuáles serán las decisiones que tome el gobierno en la materia. Sin embargo, para la región en general es fundamental impulsar la transición a la televisión digital (TDT), ya que el que el fortalecimiento de la banda ancha también favorece a la industria de la radiodifusión en medio de un escenario tecnológico convergente, donde las televisoras tienen igual plataformas en línea.
Política pública para reducir las desigualdades
Allan Ruiz visitó México con motivo de la revisión de la Agenda Digital Mesoamericana, un proyecto que aglutina a sectores regionales con el propósito de fortalecer la regulación y políticas públicas enfocadas en el despliegue de infraestructura; economía, seguridad y gobierno digital; así como el fortalecimiento de capacidades y desarrollo de contenidos.
Para el especialista, el reto de esta agenda conjunta radica en encontrar “una visión de transversalidad” y “estratégica a largo plazo” para lograr que las tecnologías digitales tengan impacto en diferentes sectores, como la economía, la educación o la salud.
Además, también el análisis de este instrumento pone el foco en uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), planteados por la Organización de las Naciones Unidas. En específico, se trata del ODS sobre la reducción de las desigualdades, con miras a promover que las tecnologías se utilicen en el mejoramiento de la calidad de vida humana.
Para conseguir acortar las brechas sociales, un elemento de suma importancia es el desarrollo de banda ancha atendiendo las particularidades de cada país, explicó Ruiz, pues, por ejemplo, México no enfrenta los mismos desafíos que El Salvador.
Agregó que tampoco se trata solamente de aumentar el acceso a este servicio, dado que “la conectividad per se no va a alcanzar los objetivos de mejorar las condiciones de vida”, y sólo será suficiente en tanto se acompañe de las herramientas necesarias para que las personas hagan un uso eficiente de Internet.
En ese sentido, la meta “es que pasemos de usar la banda ancha como consumidores a productores”, que se utilice como una plataforma para ejercer otros derechos, para tareas redituables o incluso en la educación, pero para ello también se necesitan políticas que impulsen un verdadero impacto de las tecnologías.
Internet asequible
Según la perspectiva del representante de Comtelca, mejorar la asequibilidad de Internet es otro paso hacia el incremento de los beneficios sociales y económicos de la tecnología en los diferentes países de Centroamérica y América Latina.
Hasta 2018, sólo siete países de América Latina tenían Internet asequible (entre ellos, Argentina, Brasil, México, Perú y Jamaica), y especialmente en Centroamérica sólo Costa Rica y República Dominicana (aunque no del todo), de acuerdo con la Alianza para una Internet Asequible, de la cual forma parte Comtelca.
Los retos de la región central del continente radican en la implementación de infraestructura: los gobiernos y reguladores deben pensar cómo crear las condiciones necesarias para incentivar la instalación de redes y los mecanismos de compartición entre operadores, advirtió Ruiz.
El insumo básico para los planes de telecomunicaciones sigue siendo el espectro, cuya política hoy “representa un cuello de botella”. En un principio, se pensaba que las compañías sacarían altas sumas de dinero por la explotación del recurso radioeléctrico, pues había una gran cantidad de abonados a seducir, pero la realidad ha cambiado: los usuarios quieren mayor capacidad móvil y pagar menos.
“Desde la perspectiva de modelo de negocios, pensar que el espectro vale lo que valía antes es un error. Lo que estamos haciendo con esto es que al final los usuarios paguen esos costos y la asequibilidad no va a mejorar”, señaló.
Además, con 5G la política pública y la regulación tiene que adoptar un enfoque diferente, propiciando las condiciones económicas para que los operadores inviertan en redes de quinta generación.
La infraestructura 4G no será la misma que 5G. A diferencia de su antecesora, la nueva tecnología promete amplias ventajas de productividad en sectores como la agricultura, que no se desenvuelven en las zonas urbanas sino en lo rural. Por tanto, expuso el experto, la visión de infraestructura estará basada en la producción, pero ya no tanto en el consumo masivo de banda ancha como hasta ahora se venía haciendo.
A su vez, 5G desafía a los organismos reguladores a tomar un rol más flexible en un ecosistema que involucra a múltiples actores e industrias. La transformación digital atraviesa diferentes ámbitos y uno de los retos será articular las normas y las acciones en un entorno convergente, que no necesariamente demandará la atención de una entidad dedicada en exclusivo a las telecomunicaciones.
“En el caso de los países de Centroamérica, hoy todavía estamos un poco enfrascados en el desarrollo de 4G (…). Probablemente sea un poco temprano para nuestros países hablar de implementación (de 5G)”, pues en esta región las decisiones suelen tomarse más lento y “tampoco podemos decir que 5G ha encontrado economías de escala”.
Sin embargo, Ruiz comentó que ya desde ahora Costa Rica, Honduras, Nicaragua, Panamá, El Salvador, Guatemala y República Dominicana deben prepararse y empezar a diseñar planes regulatorios y sobre gestión del espectro para 5G, pues probablemente su llegada será a un ritmo más rápido que 4G.