MWC Shanghai: viaje al futuro

MWC Shanghai: viaje al futuro

Proceso Jorge Bravo

Desplazarse a la lejana China es como un viaje al futuro. No sólo por las 14 horas de diferencia hacia adelante que nos hacen estar en un extraño mañana anticipado, sino por la evolución socioeconómica del país y por los avances tecnológicos que forman parte de la vida cotidiana. 

Decir que la innovación y las tecnologías más avanzadas como la hiperconectividad ubicua, 5G, la Inteligencia Artificial, la Internet de las Cosas, la ciberseguridad, las plataformas digitales y los pagos móviles son parte del futuro, es no entender que ya son una realidad en países de Asia Pacífico como China, Japón, Corea del Sur o Singapur.  

El Mobile World Congress Shanghai (MWC Shanghai) permite adentrarse en el epicentro del futuro digital. China tiene un liderazgo indiscutible en tecnología y 5G. Visitarla evidencia que la transformación digital es una realidad que se puede ver, palpar y estar al alcance de todos. También se comprende el temor de Estados Unidos y Europa por los vertiginosos avances y logros chinos.

Durante mi viaje al gigante asiático para asistir al MWC Shanghai pude presenciar de primera mano los avances en tecnología digital. China ha logrado convertir 5G en una realidad cotidiana gracias a una política industrial respaldada por el gobierno, que coloca la investigación, la ciencia y la tecnología como pilares fundamentales de la política industrial y la competitividad global del país.

Una de las áreas destacadas es la infraestructura digital. El país ha invertido en la construcción de una sólida infraestructura de telecomunicaciones, lo que ha permitido una amplia cobertura y una conexión rápida y confiable. 

Esto ha facilitado la integración de las aplicaciones y plataformas de internet en la vida diaria de las personas. Desde el uso de aplicaciones móviles para realizar pagos y compras en línea hasta la utilización de servicios de transporte como cientos de bicicletas de alquiler y la gestión de la economía digital, la tecnología digital está profundamente arraigada en la sociedad.

China ha logrado una integración natural entre las infraestructuras físicas y digitales, lo cual evidencia el paso histórico de una sociedad agrícola, industrial y digital. Las ciudades bien planeadas están altamente conectadas, con sistemas inteligentes que permiten una gestión eficiente del tráfico, la seguridad y otros aspectos urbanos. Los aeropuertos están equipados con reconocimiento facial y filtros de seguridad que agilizan los procedimientos de embarque y control de equipaje y pasaportes.

La conectividad rural y urbana es otro aspecto destacado. El gobierno y los operadores de telecomunicaciones han realizado esfuerzos significativos para llevar la tecnología digital a áreas rurales, lo que ha mejorado la calidad de vida de las personas y ha impulsado el desarrollo económico en estas regiones. La conectividad rural ha permitido el acceso a servicios de educación en línea, atención médica remota y oportunidades de negocio en áreas previamente desatendidas.

Lo más sorprendente es que las infraestructuras digitales (internet, plataformas, cámaras de videovigilancia, torres de telecomunicaciones, pagos electrónicos, códigos QR por todos lados) se han integrado de forma natural a las infraestructuras físicas como las ciudades, los cientos de edificios habitacionales y corporativos, el transporte, los aeropuertos y la economía en su conjunto.

A cada tramo bien calculado se levantan torres de telecomunicaciones, algunas incluso sin radiobases ni antenas ni microondas, lo cual significa que China ya tiene planeado un mayor crecimiento, demanda de conectividad, de datos, y ya tiene la infraestructura prevista para esa expansión. También significa que no existen o son mínimas las barreras regulatorias locales al despliegue de infraestructura de telecomunicaciones. 

Desde los rascacielos futuristas de Shanghai hasta los pueblos remotos en las regiones rurales, la conectividad es omnipresente. Los avances en infraestructura de telecomunicaciones, impulsados por una política industrial visionaria, han permitido que cada rincón del país esté conectado a velocidades ultrarrápidas al menos con 4G. La red 5G, con su baja latencia y alta capacidad, ha allanado el camino para nuevas aplicaciones y servicios que mejoran la calidad de vida de las personas.

Sin duda resulta chocante para cualquier visitante extranjero la muralla china digital y las prohibiciones para usar aplicaciones como WhatsApp, buscadores como Google o tarjetas Visa o Mastercard en ciertos comercios. Con previsión se puede contratar una eSIM que funciona a la perfección y es barata, descargar WeChat para la mensajería instantánea y la lectura de códigos QR, integrar la tarjeta de débito o crédito a Alipay, instalar el buscador de Baidu o utilizar Bing de Microsoft para navegar sin problemas por Internet.

En la vida real de los ciudadanos chinos, la tecnología digital se ha integrado de manera orgánica y transparente en todas las facetas de su día a día, desde el pago móvil hasta la vigilancia inteligente. 

La economía china ha abrazado plenamente la transformación digital, lo cual se refleja en su rápida expansión y crecimiento. Las plataformas de comercio electrónico han revolucionado la forma como las personas compran y venden productos, incluso en las áreas más remotas del país. El comercio electrónico transfronterizo ha creado nuevas oportunidades para los pequeños empresarios chinos, permitiéndoles llegar a consumidores globales y expandir sus negocios.

Pude constatar el puesto inteligente 5G de Tianjin. Los montacargas son autónomos. Los contenedores tienen sensores. Las grúas están conectadas. Las cámaras están integradas con Inteligencia Artificial. Todo se gestiona desde un centro de comando y control. 

Si viajar a Asia Pacífico y China representa un viaje al futuro, ¿qué simboliza regresar a América Latina, a México y volver a retroceder 14 horas? No es un regreso al pasado sino una oportunidad para que los dirigentes comprendan que la transformación digital, por más tarde que llegue, es irreversible. 

Twitter: @beltmondi