El panorama de la ciberseguridad ha evolucionado drásticamente, lo que ha presionado a los administradores de TI para que se adapten. Un aumento del 168 % en el malware evasivo detectado por WatchGuard en el segundo trimestre de 2024 subraya este cambio, ya que los actores de amenazas siguen patrones de comportamiento y adoptan técnicas de ataque que se vuelven populares y dominan en oleadas.
En este contexto, muchas empresas están optando por confiar en un proveedor de servicios gestionados (MSP), convirtiéndose en aliados clave para las organizaciones que necesitan no solo soporte informático sino también protección. Los MSP son, en muchos casos, la última parada de defensa de las empresas, lo que supone una carga adicional sobre sus hombros. Los MSP tienen la tarea de ofrecer soluciones sofisticadas de ciberseguridad mientras navegan por desafíos como cuestiones macroeconómicas, inflación, costos de la cadena de suministro y escasez de profesionales capacitados. También se enfrentan a crecientes demandas regulatorias, como NIS 2, que tiene como objetivo armonizar la ciberseguridad en toda la UE imponiendo medidas específicas de gestión de riesgos, o DORA, que busca fortalecer los marcos de ciberseguridad para las instituciones financieras y los productos digitales en la UE, transformando la forma en que los MSP deben apoyar a sus clientes en la planificación de estrategias de ciberseguridad a largo plazo.
En medio de esta complejidad, la evolución de las amenazas ha posicionado a la inteligencia artificial como una herramienta esencial en las soluciones de ciberseguridad. Tecnologías como la detección y respuesta de endpoints (EDR) o la detección y respuesta gestionadas (MDR) ya utilizan la IA para identificar patrones anómalos, lo que resulta fundamental para reconocer las tácticas emergentes que utilizan los actores de amenazas y anticipar posibles ataques. Sin embargo, no se trata simplemente de incorporar la IA por el mero hecho de seguir la tendencia. La implementación de la IA debe ser estratégica y adaptada a las necesidades del cliente.
La IA generativa (GenAI), por ejemplo, todavía está en sus primeras etapas en el campo de la ciberseguridad. Si bien tiene un potencial enorme en áreas como la detección de phishing o el análisis de comportamientos inusuales, también es cierto que los cibercriminales están utilizando estas mismas tecnologías para mejorar la sofisticación de sus ataques. Esto crea un nuevo y complicado campo de batalla, donde las defensas de la IA deben ser más rápidas y precisas que nunca.
Ante este escenario, los MSP se enfrentan a un doble reto: deben aprovechar los beneficios que ofrece la IA, pero hacerlo de forma realista, evitando caer en afirmaciones exageradas sobre su eficacia. La IA debe complementar la experiencia humana, mejorando las capacidades de ciberseguridad. Al implementar una estrategia bien afinada y dirigida, los MSP pueden convertirse en el diamante de la ciberseguridad y brillar en un entorno cada vez más competitivo. Además, es vital tener una mentalidad a largo plazo; la ciberseguridad es una maratón que requiere resiliencia y adaptabilidad a las amenazas en constante evolución.
Elegir socios tecnológicos con un enfoque holístico es clave para el éxito. Un buen socio comprende la constante evolución de las amenazas y está preparado para adaptarse rápidamente a las nuevas demandas del mercado, además de estar comprometido con el crecimiento a largo plazo de los MSP; garantizando que no solo sobrevivan sino que prosperen en el competitivo y complejo mundo de la ciberseguridad.
En conclusión, si bien la IA ofrece oportunidades para fortalecer las defensas, el éxito de los MSP radica en integrarla estratégicamente y mantener un enfoque centrado en el cliente, respaldado por socios que comprendan tanto los desafíos actuales como las necesidades futuras.