Por: Lic. Félix Santana García
felix.felixsantana.santanagar@gmail.com
Economista, Profesor Universitario
Para “El Mundo de la Politica”, “Dominicana Exterior”, y
demas Multimedios de The Ballester Media Group, Inc.
El mundo ante la aparición de la enfermedad provocada por el Coronavirus o Covid-19 experimenta cambios extraordinarios en lo que a medicina y economía se refiere muy por encima de las transformaciones que se había planificado como parte de la evolución natural del ser humano, más aun por el avance de la ciencia y la tecnología que ha dado ya lugar a la 4ta revolución industrial acompañada por la inteligencia artificial o robótica.
Ante esa situación, los humanos empeñados como siempre en mejorar despliegan acciones favorables a su existencia redoblando esfuerzos para que el mundo pueda seguir su crecimiento y desarrollo con miras a alcanzar felicidad y nuevas oportunidades de vida en este y posiblemente en otros planetas.
De ahí el desarrollo de programas espaciales con el propósito de incursionar en los espacios siderales en busca de nuevas vidas y nuevos destinos sin descuidar su hábitat natural, la tierra.
Debido a los tantos desafíos, retos y amenazas que enfrenta el hombre logra siempre sobreponerse a las tantas adversidades que ha tenido y sigue teniendo en la tierra.
Conforme a lo dicho y con mucha valentía los gobiernos buscan incansablemente superar, en este caso, la pandemia del Coronavirus y los dominicanos como parte del concierto de naciones que conforman este mundo no han sido la excepción.
En unos pocos días los dominicanos escogerán nuevas autoridades con sus fortalezas y debilidades las que administrarán el aparato estatal durante los venideros cuatro años.
Esas nuevas autoridades estarán dirigidas conforme todas las encuestas, por el candidato a la presidencia por el Partido Revolucionario Moderno (PRM), señor Luis Abinader Corona y, lo hará sin escatimar esfuerzos ante una de las peores situaciones de sanidad y economía que se recuerde.
Como el dominicano es valiente, optimista, sensible, alegre y aguerrido como lo ha demostrado el señor Abinader, al extremo de que no perdió la fe en Dios y no se rindió nunca en su lucha ante contagio que tuvo de la enfermedad Covid-19 la cual venció con estoicismo y entereza.
Así tendrá la valentía para hacer frente a los nuevos retos que enfrentará ya como presidente de la nación dominicana a partir del 16 de agosto del año que discurre.
Ante esa segura realidad se prepara para librar una nueva batalla ya como presidente de todos los dominicanos llevándolos a alcanzar el triunfo de la guerra contra el Covid-19 causante ahora de las profundas debilidades que presenta la economía dominicana.
No es un secreto que la lucha será intensa, titánica, de muchos desafíos y retos pero está en su ánimo en superar los obstáculos que le impone esta nueva prueba en su vida a los fines de lograr el bienestar de todos los dominicanos una vez se convierta en el nuevo administrador de la cosa pública dominicana.
El y su equipo, lleno de entusiasmo e imbuido de mucho deseo de luchar y mostrar lo mejor de sí para contribuir a favor del bien común, seguro que se empleará a fondo en busca de mejor suerte especialmente para los dominicanos más vulnerables o más indefensos.
No es un secreto para nadie que la nueva administración del Estado Dominicano encontrará muchas debilidades en la economía y las finanzas públicas, resultado de malas prácticas administrativas del pasado y el presente.
Una vez instaladas las nuevas autoridades el próximo 16 de agosto del presente año, sin dudas encontrarán muchas sorpresas e informaciones, tal vez, nunca dadas a conocer al público dominicano e inclusive archivos electrónicos borrados sobre la situación real de la economía y las finanzas, entre otros aspectos.
Aunque lo anterior no es nada nuevo, lo importante es que haya voluntad política para enderezar lo que se haya hecho mal y proseguir con las buenas ejecutorias como parte de la continuidad del Estado.
Casi todos los gobiernos ante el estado de crisis que hoy se vive han tenido que resucitar al famoso economista Jhon Maynard Keynes, que favorecía estimular la economía con mucha liquidez a los fines de reactivarla y el gobierno del señor Luis Abinader Corona no será un caso aislado en ese sentido.
Se sabe que muchos economistas y financistas, hace apenas unos meses, se oponían a más endeudamiento para financiar los déficits fiscales, comerciales y de balanzas de pagos pero la realidad hoy en día es otra ya que dada la caída de los ingresos internos y externos necesariamente el gobierno del señor Abinader tendrá que endeudarse con más préstamos y emisiones de bonos.
Se sabe que ante el mayor riesgo que exhiben las economías de los países los inversores demandan de mayor rendimiento y por tanto el valor de los bonos serán menores por lo que ingresará menos dinero por ese concepto y se tendra que pagar más intereses o gastos financieros, pero la necesidad tiene cara de hereje.
El gobierno del señor Abinader tendrá que seguir estimulando la economía con miras a aumenta la demanda y con ella la oferta con la esperanza de que suceda lo mismo a nivel internacional ya que la crisis del Covid-19 y sus derivados es de naturaleza global.
Se podrá estimular la economía local pero si no se reaniman las economías de los demás países, muy especialmente, de aquellas naciones que negocian con la República dominicana, los ingresos de divisas especialmente por concepto de dólares, vía remesas, exportaciones, turismo e inversiones extranjeras directas, el nuevo gobierno tendrá que apalancarse con deuda de capital y préstamos de rápido desembolso.
Es probable también ingresen divisas vía donaciones y transferencias de organismos internacionales y gobiernos amigos.
Muchos países han tenido que recurrir a los famosos bonos chatarras o basuras (Junk bonds) para mejorar sus ingresos en divisas a cambio de pagos de altos rendimientos o intereses, pero la situación de crisis que hoy se vive, no es para menos, el caso ahora es resolver los problemas más acuciantes que está dejando como secuela la pandemia.
Hoy no se habla de que la deuda sobrepasa la capacidad de pago de los países, tampoco se habla de que los déficits son mayores, el asunto ahora es como combatir y vencer la enfermedad Covid-19, el hambre y mejorar los exiguos ingresos de los dominicanos y por supuesto evitar que las empresas colapsen a los fines de mantener los flujos de ingresos y egresos.
A nivel interno la nueva administración deberá estimular la economía y las finanzas mucho más de lo que se ha hecho con el propósito de aumentar la demanda interna lo que causará mayor oferta de bienes y servicios con mejores precios, aumentará la producción, el empleo y las recaudaciones tributarias y arancelarias.
Hoy la banca central honra una de sus funciones como lo es ser prestamista de última instancia y ahora de suma emergencia y urgencia sin conocerse hasta que monto y hasta cuándo tendrá la capacidad para continuar con las compras de más papeles o títulos valores pues sin esta institución emisora seria difícil, casi imposible mantener la liquidez de las empresas y así alcanzar el sostenimiento económico.
Lo anterior significa que el Banco Central de la República Dominicana en tiempo de Abinader tendrá que mantenerse mucho más alerta a los fines de continuar estimulando la economía, lo mismo ha de hacer el tesoro dominicano o Ministerio de Hacienda flexibilizar su política fiscal y de paso continuar con la emisión de bonos a los fines de coadyuvar con la liquidez que necesitará el nuevo gobierno para atender sus necesidades operacionales a favor del bien común.
Con el nuevo estilo de gobierno que promete el señor Abinader eliminando la corrupción y todas sus aristas o ramificaciones, instaurar un Ministerio Público Independiente y de paso una Cámara de Cuentas cumplidora de su ley orgánica y la constitución de la República, mejorar la calidad del gasto público, eliminar el clientelismo, eficientizar las ejecutorias gubernamentales y por supuesto ayudar a todos los sectores productivos mediante un jointventure transparente y sincero entre el sector público y el privado, seguro que podrá encaminar el país por senderos de prosperidad para todos los dominicanos.
Se espera Dios mediante, así sea, por el bien de toda la nación dominicana, cansada hoy de tantos abusos y burlas sin institucionalidad ninguna.
Un gobierno del señor Abinader por su apego a sus creencias religiosas, sensibilidad humana, buenos deseos y voluntad para su país se podrá decir que se tendrá un mejor administrador de las contribuciones que de buena fe hacen los ciudadanos al erario y estas serán devueltas en grandes realizaciones favor de todos los dominicanos.
Así será la economía en tiempo de Abinader. Son muchos los retos pero con amor, humildad y buena voluntad todo se logra. El pueblo dominicano tiene una cita histórica con el cambio, el próximo domingo 5 de julio del presente año. ¡No la desaprovechen!