Por: Dr. Virgilio M. Malagón Álvarez, PhD,
virgiliomalagonalvarez@gmail.com
Para «El Mundo de los Negocios» y demás Multimedios
de The Ballester Business & Media Group, Inc.
Recientemente, la colorimetría del Dinero ha experimentado súbitas variaciones, predominando el color Gris.
Este tipo de ¨activo liquido¨ tiene varios apodos como lo son ilícito, negro, criptográfico, etc. Además, su entorno de desarrollo y gestión siempre tiene, como marco de referencia, la impronta política de los países dónde se originan estos activos.
El dinero gris convierte a políticos en oligarcas y a oligarcas en políticos, estableciendo una hermandad macabra y muy lesiva a las democracias de esos países. Con miras a poder hacer mas viable este artículo, llamaremos a estos personajes Conchupantes.
Los Conchupantes surgen al amparo de la corrupción y el dolo encubierto enmascarado a través del financiamiento de las campañas políticas y electorales.
Esto asi, debido a que las elecciones, en sí, son el vínculo ideal para manipular la voluntad popular a favor de intereses no siempre diáfanos y transparentes; la corruptela política consolida a los plutócratas del patio, que siempre están del lado de las minorías autocráticas y corruptas.
Una vez en el poder, los políticos ¨electos¨ se entronizan en el Estado Gestor, elaborando así entramados societarios y otras indelicadezas de índole moral y financiero.
El financiamiento ilícito o solapado de las elecciones causa una erosión irreversible en las democracias incipientes y también en aquellas que sustentan su desarrollo y supervivencia en el populismo y en dogmas reñidos con los mas elementales principios de la convivencia pacífica y el manejo de las finanzas públicas.
Mas grave aún, los responsables de configurar y ejercer la ¨voluntad popular¨ insisten en mantener este estado caótico por su condición de Conchupantes.
De ahí que, los actos de corrupción, en los procesos electorales, son difíciles de abordar.
La Corte Internacional de Justicia (ICJ), tipifica tres tipos de corruptela electoral:
- ¨Los grupos criminales manipulan las elecciones para lavar fondos grises y apoyar a políticos que les permitan seguir operando con impunidad. En Centroamérica, por ejemplo, ese dinero sucio, en el financiamiento de campañas, se reconoce como un problema endémico que resulta en un matrimonio entre el crimen organizado y la política que es difícil de desentrañar¨.
- ¨Oligarcas extranjeros canalizan dinero a través de las fronteras y hacia campañas políticas. El efecto contaminante del dinero oscuro afecta a más de 30 países. Esto incluye a los Estados Unidos, donde las lagunas en el marco regulatorio y los recursos de supervisión insuficientes han creado, hasta hace poco, un entorno permisivo para el dinero gris; actores maliciosos financian sofisticadas campañas de desinformación en línea y publicidad política disfrazada de contenido genuino¨.
- ¨las donaciones a campañas políticas en criptomonedas abren nuevas vías para la corrupción en las elecciones. El volumen de transacciones de criptomonedas a nivel mundial se ha disparado en los últimos años, llegando a mover más de US$14,000,000,000.00 en los últimos 7 años. Sería peligroso ignorar el impacto potencial de las criptomonedas no reguladas y sus parientes digitales en las elecciones democráticas¨.
Lo anterior refleja que la regulación del financiamiento político y de campañas es escabrosa, ya que amenaza los recursos y la viabilidad de los partidos y candidatos en todo el espectro político. Inclusive, en el caso de Guatemala, la investigación sobre el dinero sucio en la política se intensificó a tal nivel que la reacción violenta de las élites políticas finalmente disolvió el organismo de investigación; la regulación también limita las opciones de los autócratas para ocultar las redes clientelistas corruptas, que harán todo lo posible por proteger.
El amigo lector, después de leer lo expuesto anteriormente, se preguntará: ¿Entonces que se puede hacer al respecto?
Se necesita una acción concertada, y no interesada, a nivel nacional, regional e internacional para cerrar el flujo del dinero que corrompe la democracia.
Una mayor transparencia para erradicar la influencia del dinero oscuro en las elecciones. Esto incluye transparencia sobre de dónde proviene el dinero, cómo se mueve y dónde aterriza.
Un poder sancionador más sofisticado para evitar que el dinero sucio se filtre en los procesos políticos. Esto significa un poder sancionador tanto cautelar como punitivo contra los actores criminales no solo por su comportamiento extractivo (adquirir y lavar ganancias ilícitas) sino también por su comportamiento inversor (dirigir esos ganancias en la corrupción de las elecciones).
Regímenes regulatorios fortalecidos que desentrañen las elecciones nacionales de los hilos de la bolsa extranjera. Esto requiere prohibiciones legales significativas, y capacidad de aplicación, a nivel nacional que abarque gobiernos, individuos, empresas y otros terceros.
Finalmente, reforzar, a través de una acción regulatoria regional y global que cree nuevas normas sobre el financiamiento extranjero en las elecciones, algo que actualmente está siendo considerado por varios organismos internacionales y agencias especializadas que tienen cierta autonomía gubernamental.
En resumen, estas acciones no deberían detenerse aquí, sino extenderse a nuevos marcos nacionales y globales que elevan los costos de la corrupción para los cleptócratas, plutócratas y Conchupantes y a la vez que incentiven el buen gobierno, protegiendo asi a nuestras democracias.