¿Por qué hay en el mercado precios tan dispares a la hora de pedir un presupuesto para diseñar una página web?
Esta suele ser una pregunta recurrente para quienes apuestan por la digitalización y se encuentran que, al pedir presupuestos, el abanico puede moverse entre 300 y 4000 euros. En realidad, depende de varios factores a tener en cuenta.
Para empezar, es necesario definir el tamaño y finalidad de la página, porque a partir de ahí se plantearán sus propias funcionalidades. Obviamente no es lo mismo diseñarla con cuatro secciones que con más de veinte.
“No es lo mismo una web corporativa sencilla que la que necesita una tienda o academia online. Lo primero que hay que tener claro al pedir un presupuesto o incluso al enviarlo es saber cuál será el tamaño y funcionalidades de la página, cuántas secciones, cuántos idiomas, si existen de forma previa contenidos posicionados en los buscadores, si va a necesitar servicios extra etc. Cuando un profesional se interesa por eso, vas por el buen camino” explica Laura P. Núñez, experta en diseño web.
¿Cuáles son las pautas para definir la creación de una web que de verdad sea útil?
Lanzar una web que de verdad esté bien hecha y sea útil no siempre es barato, por eso lo principal es pensar en hacerlo, sino, en fases, pero sabiendo que es necesaria una inversión acorde con las necesidades.
Para una web corporativa sencilla basta con ciertas funcionalidades básicas para empezar a rodar y, después, en fases posteriores, montar la tienda online, la academia en remoto o incluso incluir nuevos idiomas.
Cuando se pide un diseño muy concreto, el precio incrementa frente a otra propuesta que sea la que el diseñador, con cierta libertad, proponga. Esto se debe, en gran medida al sistema que se usará para hacer el proyecto. En el primer caso se trata de una web programando desde cero, mientras que, en el segundo caso, para abaratar costes, el diseñador puede optar por un WordPress, Joomla o WIX (este casi en desuso por la falta de posicionamiento en Google).
¿Qué extras se pueden incluir a la hora de presupuestar?
Al margen de lanzar la web con el diseño pactado en el presupuesto, se pueden incluir ciertos extras que a la larga podrían ayudar a abaratar.
El principal es la formación. Si el diseñador enseña al usuario a actualizar ciertos contenidos, se evitará tener que seguir pagando por ello, al igual que si los textos los redacta el usuario o, por el contrario, debe invertirse en un servicio de copywriting.
El soporte es vital para garantizar que si algo no funciona como debe, pueda hacerse algún cambio, al igual que las capas de seguridad o velocidad en la web, que suelen ser también servicios que se cobran aparte, como ocurre también con el posicionamiento web, las funcionalidades que aportan las cookies, el código de Analytics o incluso un plugin que evite los ataques spam.
No hay que olvidar incluir los textos legales, que normalmente van también fuera de presupuesto porque el desarrollador necesita subcontratarlo para que se ajuste al sector concreto.