IBM ha desvelado Quantum Starling, el que describe como el primer superordenador cuántico a gran escala y tolerante a fallos, con una arquitectura capaz de ejecutar 100 millones de operaciones empleando 200 cúbits lógicos, su construcción, actualmente en curso en el centro de datos cuántico de Poughkeepsie (Nueva York), representa un cambio cualitativo estructural en la escalabilidad y confiabilidad de sistemas cuánticos de propósito general.
El sistema se fundamenta en un protocolo de corrección de errores denominado LDPC (“low density parity check”), publicado en Nature en marzo pasado, que permite reducir drásticamente la cantidad de cúbits físicos necesarios. IBM afirma que, frente a los aproximadamente 3,000 qubits físicos exigidos por los códigos de superficie tradicionales, su enfoque LDPC posibilita conservar 12 cúbits lógicos durante casi un millón de ciclos, empleando solo 288 cúbits físicos. Esta optimización reduce la sobrecarga de hardware en un 90 %, consolidando la viabilidad de sistemas cuánticos con tolerancia a fallos.
Jay Gambetta, vicepresidente de iniciativas cuánticas de IBM, resumió el reto superado: “Hemos descifrado el código de la corrección de errores cuánticos”; el problema ahora es de ingeniería y no de ciencia. La mentalidad ha cambiado: se diseñan chips con capacidad realista de fabricación, seguidos de protocolos que maximizan su eficiencia, más que intentar adaptar chips ideales a teorías abstractas.
El plan de implementación se extiende hasta 2029 —cuando Starling estará operativo— y, posteriormente, hasta 2033 con el desarrollo de Blue Jay, concebido para contar con 2,000 cúbits lógicos y ejecutar mil millones de operaciones. Este programa se integra en una hoja de ruta escalonada: primero, pruebas intermedias entre 2025 y 2027 (Quantum Loon, Kookaburra y Cockatoo), que evaluarán nuevas arquitecturas modulares y conectividad interna entre cúbits del mismo chip elespanol.com.
Para directivos del sector bancario, estos desarrollos anuncian una era de computación con capacidad exponencial de procesamiento, sobre todo en aplicaciones financieras difíciles para la informática clásica. Algoritmos de optimización de carteras, simulaciones de riesgos extremos y machine learning cuántico podrían beneficiarse enormemente. IBM ya ha identificado casos de uso en los ámbitos de desarrollo de medicamentos, descubrimiento de materiales, química, logística y finanzas elpais.com.
Asimismo, esta tecnología implica un salto de seguridad. La computación cuántica puede romper las bases criptográficas actuales como RSA y ECC, obligando a los bancos a adoptar de forma acelerada la criptografía postcuántica, así como a replantear sus infraestructuras y estrategias de cifrado. Es imperativo que las entidades financieras se anticipen con inversiones en sistemas resilientes y en la formación de capital humano especializado.
El liderazgo de IBM en este ámbito se ve reforzado por su competencia con Microsoft (en cúbits topológicos), Google (con Willow) y startups emergentes; sin embargo, su propuesta combina un plan industrial sólido con una estrategia pragmática basada en ingeniería realista y escalabilidad progresiva.
En resumen, Quantum Starling no solo marca un avance científico, sino un punto de inflexión estratégico para sectores de alta exigencia computacional como el financiero. Su anuncio refuerza la carrera global por la supremacía cuántica y subraya la urgencia de que la banca adopte una hoja de ruta tecnológica orientada a la computación del futuro. IBM demuestra que esa hoja pasa por sistemas tolerantes a fallos, fiables y con capacidad para integrar cadenas de procesamiento híbridas —clásicas y cuánticas— en plazos empresariales razonables.