Impulsando la educación matemática a través de la tecnología durante y después de la pandemia

La educación en América Latina y el Caribe se enfrenta a una crisis sin precedentes. A raíz de la pandemia COVID-19 los gobiernos se han visto forzados a cerrar las escuelas en la gran mayoría de los países, obligando a que el estudio se realice en casa, en parte, a través de computadoras y otros dispositivos. Pero muchos profesores aún no están preparados para usar la tecnología de manera efectiva en el proceso de aprendizaje.  Y existen problemas de larga data en el aprendizaje, especialmente en el área de matemática, en donde, según datos del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA), el 65% de los estudiantes no alcanzan el nivel mínimo, 41 puntos porcentuales por encima de la cifra en los países de la OCDE.

La crisis de la COVID-19 podría perjudicar significativamente el potencial de ingresos futuros de los estudiantes, alejándolos a la vez del mundo de la tecnología en el que la matemática constituye una herramienta fundamental. Además, podría obstaculizar considerablemente las perspectivas de crecimiento a largo plazo de la región.

No obstante, como se ha revelado en un libro del BID que fue publicado recientemente, existen soluciones en el aprendizaje asistido por computadoras que pueden, por un lado, ayudar a los profesores a adaptarse a la pandemia y, por el otro, potenciar la motivación, el pensamiento crítico y el aprendizaje de los estudiantes. La idea base es aprovechar las ventajas comparativas de la tecnología para impulsar el capital humano de la región.

Aprender matemática en el siglo XXI: A sumar con tecnología

Una guía esencial para el aprendizaje de matemática

El libro, Aprender matemática en el siglo XXI, combina la experiencia de psicólogos, educadores e ingenieros informáticos de América Latina y de Estados Unidos. Su objetivo es proporcionar una guía a los gobiernos y educadores de la región que les ayude a utilizar la tecnología en la enseñanza de la matemática de manera más efectiva, y a ponerse al día con la era digital.

Existen muchas razones para enfocarse específicamente en la matemática. La matemática es clave para las áreas en crecimiento de la economía, incluyendo la programación y el análisis de datos. Los métodos de enseñanza exitosos en esta materia pueden replicarse fácilmente en toda la región. Y el aprendizaje de la matemática se presta fácilmente para el aprendizaje por computadora, dada la importancia de la visualización y la retroalimentación automática e inmediata en el proceso de impartir habilidades y conceptos matemáticos.

Desafortunadamente, el aprendizaje de la matemática en la región hoy en día sigue estando dominado por formas anticuadas de enseñanza. La típica clase de matemática en América Latina y el Caribe no es un espacio dinámico, sino uno en el que los profesores hacen hincapié en las fórmulas y en la memorización, en lugar de en los conceptos y en los problemas del mundo real. Los ejercicios no están bien adaptados a los distintos niveles de habilidad dentro del aula. La retroalimentación de los profesores es esporádica y se da de manera tardía, y existe poca colaboración entre los estudiantes en el esfuerzo por aprender mejor. Todo esto lleva a que muchos estudiantes consideren la matemática como una asignatura árida y aburrida, lo que constituye un impedimento para la adquisición de una de las habilidades más importantes para el éxito en el siglo XXI.

La promesa de nuevas tecnologías en la educación

El aprendizaje asistido por computadoras puede corregir muchas de estas debilidades. Un buen software permite todo, desde una instrucción personalizada, donde los estudiantes siguen su trayectoria de aprendizaje individual, hasta proporcionar un contenido apropiado para los diferentes grupos de estudiantes. También puede ofrecer una retroalimentación inmediata, no solo en cuanto a si una respuesta es correcta o incorrecta, sino sobre la manera en que un estudiante entiende o no un concepto. Y, por otro lado, puede motivar a los estudiantes a través de la gamificación, el uso de juegos y competencias para estimular el aprendizaje.

Un ejemplo de esto es la experiencia de ConectaIdeas en Chile en donde los estudiantes combinan dos sesiones semanales de matemática de 90 minutos en un laboratorio de computación con torneos de matemática que se realizan entre aulas de diferentes escuelas. Los niños ven en sus computadoras un gráfico que muestra su progreso en relación con los demás miembros de la clase y con los de otras escuelas. Para la preparación de los torneos, se ayudan mutuamente con los problemas de matemática y entrenan con entusiasmo como grupo, motivados por la emoción de la competencia y el triunfo compartido. Los resultados son impresionantes. Los estudiantes de 24 escuelas primarias de bajos ingresos, que participaron en un experimento de ConectaIdeas en Santiago en 2017, mejoraron sus puntajes en matemática en los exámenes nacionales estandarizados en Chile en promedio un 50%, en comparación con el grupo de control, es decir un porcentaje muy superior al de las mejoras generadas por programas de reforma escolar que se plantean frecuentemente, como, por ejemplo, extender la jornada escolar o reducir el tamaño de las clases.

Se necesita una mejor formación para los maestros

La tecnología, por supuesto, no es la panacea. Depende de contar con profesores bien formados que son esenciales para orientar y motivar a los niños en las nuevas tecnologías, y que siempre serán los actores clave en la educación. Pero para que los profesores desempeñen ese papel fundamental, los gobiernos tendrán que prescindir de los cursos masivos de formación docente, los cuales tienden a ser teóricos, y, en su lugar, adoptar otros cursos más prácticos que se adapten al grado y al tipo de estudiante de cada profesor. Tales programas, como se señala en Aprender matemática en el siglo XXI, podrían ser mucho más rentables si ayudan a los profesores a utilizar las nuevas tecnologías con el fin de proporcionar retroalimentación, y profundizar en la comprensión conceptual y la motivación de los estudiantes.

Es hora de hacer realidad la promesa de la tecnología en el aprendizaje de la matemática. Esto ha sido el caso desde hace mucho tiempo, pero ya no se puede esperar mucho más. La crisis de la COVID-19, con sus exigencias digitales y de aprendizaje a distancia, ha hecho esencial la necesidad de una revolución en la educación de la matemática, una revolución que puede traer enormes beneficios a largo plazo, mucho después de que la pandemia haya pasado y los estudiantes regresen a la escuela.

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